La publicación en 1887 de la primera gramática del idioma internacional que poco después se conocería como esperanto atrajo con rapidez a un conjunto muy heterogéneo de personas. Puede afirmarse que una proporción mayoritaria correspondía a lo que podríamos denominar pequeña burguesía ilustrada. Sin embargo, hubo también desde el comienzo un núcleo de obreros, que pronto se daría cuenta de la utilidad de una lengua universal en la defensa de los ideales del movimiento internacional de trabajadores, dentro del internacionalismo proletario compartido por la generalidad de las organizaciones obreras de todos los países.
Aunque en un comienzo el movimiento llamado esperantista mantuvo una unidad local por encima de la clase social o la ideología de sus miembros, no tardó en producirse un agrupamiento de las personas más cercanas a las ideologías socialistas. En el año 1903 se registra la fundación del primer club de trabajadores esperantistas, en Estocolmo. Poco después surgieron otros grupos en los niveles local y nacional, y también se hicieron algunos intentos de organización internacional. El más importante fue el denominado "Liberiga Stelo" ("Estrella liberadora"). Tras la Primera Guerra Mundial, que constituyó un fuerte golpe para el movimiento esperantista organizado, se vio la necesidad de renovar las estructuras de las organizaciones que promocionaban o usaban el idioma internacional.
Aprovechando el Congreso Universal que tuvo lugar en Praga, en agosto del año 1921, se fundó una nueva organización que agrupara a los trabajadores que querían emplear el esperanto al servicio de la lucha de su clase social. La denominación elegida fue la de Sennacieca Asocio Tutmonda (SAT); el nombre es de difícil traducción al castellano, ya que emplea dos palabras derivadas sin equivalente exacto: "tutmonda" quiere decir mundial, mientras que "sennacieca", que podríamos traducir como anacional, hace referencia a que la asociación no utiliza como base de su estructura la referencia nacional.